Celebrar la creatividad
Una medusa rara vez vista se mecía con la corriente del océano cerca de la costa de Baja California. Su cuerpo brillaba con matices fluorescentes azules, púrpuras y rosados contra el fondo de agua oscura, mientras sus tentáculos se movían elegantemente para impulsarse. Al mirar este video asombroso de National Geographic, reflexionaba en cómo había escogido Dios el diseño específico de esta hermosa criatura gelatinosa. Él también diseñó los otros 2.000 tipos de medusas que se han identificado hasta octubre de 2017.
El mejor regalo
Mi amiga Bárbara me ha dado innumerables tarjetas y regalos significativos. Pero cuando le conté que había recibido a Jesús como mi Salvador, me hizo el mejor regalo que recibí en mi vida: mi primera Biblia. Y dijo: «Puedes acercarte más a Dios y madurar espiritualmente encontrándote con Él todos los días, leyendo la Escritura, orando y obedeciéndole». Mi vida cambió cuando ella me invitó a conocer mejor al Señor.
Del lamento a la adoración
Kim comenzó a batallar contra el cáncer de mama en 2013. Cuatro días antes de terminar su tratamiento, le diagnosticaron una enfermedad pulmonar progresiva, y de tres a cinco años de vida. Durante el primer año, con oraciones inundadas de lágrimas, procesó sus emociones delante de Dios. Cuando la conocí, en 2015, ya le había entregado su situación al Señor e irradiaba un gozo y una paz contagiosos. Su testimonio esperanzador es alentador.
El amor nos cambia
Antes de conocer a Cristo, me habían lastimado tanto que evitaba relacionarme con la gente por temor a que me hirieran más. Mi madre siguió siendo mi mejor amiga, hasta que me casé con Alan. Siete años después, y al borde del divorcio, llevé a nuestro hijito Xavier a una iglesia. Me senté cerca de la puerta, con miedo de creer, pero desesperada por ayuda.
Crisis de los cangrejos de río
Mi primo me invitó a ir a pescar cangrejos de río, y acepté entusiasmada. Cuando me dio un balde de plástico, fruncí el ceño y dije: «¿Sin tapa?».
¡Gracias por ser como eres!
Cuando era cuidadora residente de mi madre en un centro oncológico, conocí a Lori, otra asistente que vivía al final del pasillo con su esposo. Charlaba, me reía, me desahogaba, lloraba y oraba con ella en las áreas para actividades compartidas. Nos encantaba alentarnos mutuamente mientras cuidábamos a nuestros seres amados.
Lo que podemos hacer
Aunque estaba confinado a su cama, Morrie Boogaart, de 92 años, tejía gorros para los vagabundos. Según él, en 15 años, había hecho más de 8.000. En vez de centrarse en su salud o sus limitaciones, hacía lo que podía para poner las necesidades de los demás por encima de las suyas, y esto lo hacía sentir bien y con propósito. Decía: «Voy a hacer esto hasta que vaya al cielo con el Señor», lo cual sucedió en febrero de 2018. Aunque la mayoría de quienes recibieron esos gorros tal vez no sepan esta historia, su acto de amor sirve ahora de inspiración a personas en todo el mundo.
Aprender a ser agradecido
Años de agotamiento causados por dolores crónicos y frustración por mi movilidad limitada finalmente me superaron. El descontento me llevó a ser exigente y desagradecida. Empecé a quejarme de cómo me atendía mi esposo y de la forma en que limpiaba la casa. Aunque era el mejor de los cocineros, renegaba de la falta de variedad en sus comidas. Cuando, al tiempo, él me dijo que mis quejas lo lastimaban, me ofendí. Claro, él no tenía idea de lo que yo estaba viviendo… Con el tiempo, Dios me ayudó a ver mis errores, y les pedí perdón a Él y a mi esposo.
Mi verdadero rostro
Por años, sentimientos de indignidad y vergüenza por mi pasado afectaron negativamente mi vida. ¿Y si alguien se enteraba de mi mala reputación? Aunque Dios me ayudó a armarme de valor para invitar a almorzar a una líder de la iglesia, luché para parecer perfecta. Limpié la casa, preparé una comida abundante y me puse mi mejor pantalón y blusa.
Orar correctamente
Admiro a las personas que anotan pedidos de oración en diarios gastados de usarlos todos los días, que mantienen un registro de peticiones y alabanzas, y que los actualizan fielmente. Me motivan los que se reúnen para orar con otros y los que tienen las rodillas gastadas de hablar con Dios junto a sus camas. Durante años, traté de copiar sus estilos, de imitar su vida de oración perfecta, de emular su elocuencia. Luché para develar cuál era el misterio de sus vidas, anhelando aprender cómo orar correctamente.